El Caramelo de la Reforma
Por Fernando Luis Egaña.
La Miraflores de "boinacolorá" quiere endulzar la mal denominada reforma constitucional, es decir la reelección indefinida, con el caramelito de un supuesto "respeto básico" a la propiedad privada en el texto del proyecto que el señor Chávez presentará a la Asamblea Nacional. ¡Quien no los conozca que los compre!
Desde el recién retirado Raúl Baduel hasta el "humilde" Vielma Mora, pasando por el ingeniero Jorge Giordani y hasta por el abogado Carlos Escarrá, todos a su manera se declaran favorables a "reconocer" los derechos respectivos. Algunos llegan a quebrar lanzas por la propiedad privada en nombre del "árbol de las tres raíces" y símbolos por el estilo.
La táctica es tan arrugada como gangsteril: el verdugo amenaza a la víctima con cortarle la cabeza, pero en vez de decapitarla le amputa un brazo, y entonces la víctima se lo agradece y le dice a los demás: "el verdugo no era tan perverso como parecía". Esa misma técnica la están aplicando al "proceso" de reforma constitucional para clavar la reelección indefinida o la presidencia vitalicia. VeamosŠ
Alguna alma inocente "filtra" a la prensa un "borrador" de reforma que trata a la propiedad privada como si fuera la Constitución de Corea del Norte, por no decir la de Cuba. Hasta los más radicalosos del "proceso" empiezan a preguntarse si no se les habrá pasado la mano.
Como es natural se encienden las alarmas, en particular a lo largo ancho de los medios de comunicación que todavía son independientes, y ya no hay atención posible sino para el tema de los derechos de propiedad. El asunto de la reelección pasa a un segundo plano ante la expectativa de que le quitarán a la gente hasta lo que lleva puesto.
Y es muy difícil que no sea así, puesto que la propiedad es una realidad concreta que todo el mundo entiende, valora y aprecia, mientras que la reelección continua, con todo y lo impresentable, es un concepto con ropaje jurídico-político que a no pocos les cuesta capturar.
De pronto, y ante la angustia creciente, voces autorizadas del "alto gobierno" comienzan a defender la noción de la propiedad privada y de la iniciativa particular en el contexto del "socialismo de siglo XXI". Que si la propiedad no está en juego, que si aquel borrador no era fidedigno, que si todos tienen cabida en el reino de la felicidad "bolivarera", que si no se asusten, etc, etc.
Incluso el propio Chávez le da la nota definitiva al cántico coral señalando que no se debe ser "dogmáticos" y que la privada es una forma "legítima" de propiedad, y bla, bla, bla. En la mismísima tribuna oficial de la satrapía, vale decir "La Hojilla", se escuchan refutaciones detalladas al argumento de que la propiedad privada "peligra" en la reforma constitucional.
Total, un cierto respirito le entra a la zozobra colectiva, y entonces el "asunto no es tan malo como lo estaban pintando". En otras palabras, nada que el verdugo me vaya a cortar la cabeza, si acaso una manito y en el peor de los casos, un brazo no más.
Así las cosas, en muchos sectores puede operar una suerte de toma y dame mental, un "quid pro quo" instintivo: "está bien, terminen de aprobar la fulana reforma siempre y cuando no cambien eso de la propiedad privada". O como le escuche a un comerciante en estos días: "si no me van a quitar el negocio, entonces no me importa tanto lo demás"Š
Y, zuaz, el mandado queda avanzado, porque las resistencias se ablandan y el meollo de todo, la reelección perpetua, acaba entremezclado en un paquete que quizá lo haga menos indigerible.
¿Cuántas veces no han hecho lo mismo con la opinión pública? Comenzando por el "cambio" del período quinquenal por dos sexenios seguidos. O acaso no se dijo entonces, que en verdad cinco años era como muy poquito, y que seis más seis, "parecido a Francia", era lo mejor. Y así con cualquier objetivo que deseen alcanzar para agregar más poder al acumulado que lleva el señor Chávez, ya al borde del decenio.
Y los que crean que dos o tres artículos potables sobre la propiedad privada van a establecer un resguardo constitucional, entérense que la Constitución de 1999 es en esta materia tan celosamente conservadora como el finado Milton Friedman y, sin embargo, el derecho de propiedad ha estado y está a la merced discrecional de la satrapía miraflorina.
¿O qué fue lo que pasó y sigue pasando con RCTV? ¿O que sucede con la propiedad agraria, sobre todo si un "pesao" del régimen le pone al ojo a una finca ajena? ¿O que ocurre con numerosas propiedades urbanas de grandes y pequeñas ciudades que han sido invadidas o "tomadas" a la libre? ¿Cuánto vale un artículo de la Constitución si entra en conflicto con un antojo del señor Chávez?
En suma: están manejando las expectativas sobre la "abolición normativa" de la propiedad privada, para ir de lo peor, a lo menos grave, y de allí a lo más o menos aceptable. Es el caramelo envenenado para disimularle el rancio a la reelección perpetua.
Por cierto que a la referida víctima, después le cercenaron el otro brazo, y más adelante le amputaron una pierna, y cuando le iban a arrancar la lengua, aún le daba las gracias al verdugo por no haberle cortado la cabeza.
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